La pequeña y hermosa rosa ya no existía, ahora era una rosa con
un tallo verde-oscuro y sus pétalos no aguantaron más y caían como ángeles
desterrados del cielo, la rosa nunca se imaginó lo que estaría por suceder. El
joven llegó a su habitación pero no iba sólo, traía consigo dos flores más, esto
mismo pasó durante varios días. Estas flores estaban en vasos más grandes o más
pequeños pero ninguna tenía el vaso ni el agua de la rosa, así pasó el tiempo
el chico sólo volteaba a ver a la rosa cuando veía que se le acercaban abejas u
otros insectos o cuando se aburría de las demás flores, las rosa que ahora era
sólo un despojo de que antes fue podía vivir con las mínimas caricias de aquel
joven que alguna vez le dijo me gustas.
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